TRABAJO PRACTICO Nº 3

Medios, Política y Democracia

El texto trata de la relación entre los medios de comunicación, la política y los medios, el papel que desempeña la dimensión mediática en el desarrollo de hechos políticos.
Se plantea que la responsabilidad por la mediatización de la política no debe ser endilgada a los medios de comunicación, sino que mas bien cabe preguntarse por la relación entre las transformaciones del quehacer político en la actualidad y el papel de los medios en estas transformaciones. No se debe asignar una capacidad de influencia absoluta de los medios sobre la política.
Desde comienzos de los años ´80 se produjo una transformación radical en la política la cual pude ser definida como el aparecimiento de una “pospolítica”; en ella se pone en el centro de la contienda el paradigma de la “administración eficiente”. Lo que importa en la pospolítica es que los políticos sepan transmitir a los ciudadanos la impresión de que saben cómo administrar eficazmente los problemas previamente identificados y los asuntos como la seguridad, empleo, corrupción, etc., que más preocupan a la población.
Se produce lo que el autor denomina la “egocracia”, un régimen de lucha política basada en la exhibición de un yo gigantesco, en la autovaloración de las cualidades individuales y en la consecuente desvalorización de los otros adversarios.
Resulta equivocado endosar a los medios la responsabilidad de haber empobrecido a la política, asumiéndola como un espectáculo más para el entretenimiento de los televidentes. La política es la que se mediatiza en el momento en que no encuentra otros medios alternativos de comunicación y en el que por su pérdida de profundidad ideológica y empobrecimiento de contenidos programáticos busca “vedettizarse” en función de las lógicas ya preponderantes en los medios.


De la espectacularización al Periodismo Cívico

El periodismo, en particular el político, está en graves problemas. Los jóvenes no encuentran en los noticiarios ni en los periódicos asideros que les permitan identificarse y expresarse. Los adultos, cansados de escuchar promesas, se niegan a dar seguimiento a las fuentes gubernamentales y oficiales y prefieren sintonizar series de ficción, películas u otros programas.
Los noticiarios han creado el género del “info-entretenimiento”. La vida privada y a la intimidad de las personas ya no es terreno prohibido para los medios. Buscan culpables, conjeturan, concluyen, señalan los villanos, a los héroes y a los personajes secundarios.
El drama humano queda en un segundo plano y en primero queda la pugna entre los conductores y las televisoras por ganar exclusivas, generar pasiones e incrementar los ratings.
Se da actualmente lo que es el “fenómeno de la normalización”, en el cual se traduce lo que ocurre en las películas de Hollywood, en donde se platean los problemas más complejos, las más terribles amenazas, los actos más violentos, etc., pero luego todo mágicamente se consigue y resuelve.
Este autor a diferencia del texto que trate anteriormente, entiende que los medios de comunicación son los responsables por esta espectacularización de la política, destacando hechos secundarios, atentando contra la vida privada, haciendo y deshaciendo arbitrariamente los hechos. Consumimos no sólo objetos y películas, sino también la actualidad escenificada, la vida cotidiana como un show.
Hay tres elementos de la espetacularización:
- Personalización: se refiere al acento en los individuos, a la lucha entre personalidades públicas, lo cual ocasiona descontextualización de los problemas y el ocultamiento de los fenómenos estructurales.
- Dramatización: se refiere al tratamiento de la política como espectáculo o competición deportiva, apelando a las emociones y no a la razón.
- Fragmentación: consiste en la presentación de hechos y asuntos en forma de “información cápsula” acorde al ritmo exigido por los medios audiovisuales.