Trabajo Práctico Nº 4

TRABAJO PRÁCTICO Nº 4
Alumna: Anabel Rensini
La libertad de prensa siempre amenazada.
Es necesario que todo grupo organizado que aspire a perdurar genere algún tipo de poder. No se conoce sociedad estable sin alguna forma de gobierno. Desde que hay sociedad humana y poder han sido algunos pocos los que han gobernado. ¿Cómo se justifica que siendo todos iguales, sea uno solo el que mande? Esta es una pregunta relacionada con la justificación del poder y hay tres respuestas a ella. La primera es, según el planteamiento anarquista, que el poder nunca se justifica. Todo gobierno seria por definición injusto. Seria procedente decidir entre todos, en asamblea y quien no este conforme con la decisión mayoritaria podría abandonar el grupo. Nadie esta obligado a actuar contra su inclinación personal.
La segunda respuesta declara que el poder se justifica por el miedo, ya que el Gobierno dispone de policías, cárceles y jueces, y ante el quebrantamiento de la ley se expone un castigo.
La tercera respuesta afirma que el poder se justifica cuando es legítimo. Para evitar que el poder caiga de manera arbitraria en manos del más fuerte, a través de la historia se han puesto diversas soluciones, con el objetivo que el acceso al poder sea imparcial. Lo que se pide al gobernante es que sea justo, que sean repartidos con equidad las cargas y beneficios.
Kant propone un triple criterio que debe satisfacer el gobernante que aspira a la justicia: libertad de expresión, libertad de emigración y libertad para cambiar las leyes. Con respecto a la libertad de expresión, que es la que nos interesa en este tema, existe la obligación de obedecer sin reservas al soberano, el cual va unido al derecho a criticarlo. El secretismo o la evitación al debate pueden responder a imperativos de la actualidad, donde surgen problemas de rápida solución y seria contraproducente perder el tiempo en debates resultante de la pretensión obstruccionista de la oposición, por lo tanto la pretendida eficacia se transforma en hermetismo. Cuando los medios se esfuerzan por arrojar transparencia sobre la acción del gobierno, estos se ven descalificados.
Si se acepta que la democracia se define como la celebración de elecciones libres a intervalos regulares, la libertad se refiere a la posibilidad de elegir y ser elegidos, a discutir propuestas y candidatos. El libre debate y la circulación de opiniones constituyen la base para que los ciudadanos se formen debidamente sobre los asuntos de la esfera pública y puedan actuar de modo responsable.
Nuestra sociedad es una sociedad de la información y de los medios masivos de comunicación. En el fenómeno comunicativo existen tres tipos de comunicación: información, entretenimiento y persuasión. En la actualidad los comunicadores no están fuera de la sociedad, sino que son actores sociales junto con otros, por lo tanto no es fácil analizarla y describirla con objetividad. Los hechos son construcciones intelectuales, el contenido transmitido es el resultado de una selección según criterios determinados y en un contexto previo, que influye en la percepción e interpretación de los comunicadores. Las fronteras entre información, entretenimiento y persuasión tienden a difuminarse. Esto origina cambios en el mercado de la comunicación y hace que buena parte de los medios se presten al juego del poder, producto de su cercanía o alianza con políticos, empresarios, precedida de las ideologías coincidentes, arruinan su credibilidad y prestigio. La prensa tradicional pierde lectores, donde leer prensa es una ocupación solo de adultos y ancianos, surgiendo otra alternativa, como las redes sociales para los más jóvenes., donde son los espectadores quienes comienzan a decidir los contenidos que van a consumir, tiempos y modalidades de consumo. Esta nueva forma de democracia origina cambios sociales, con una gran cantidad de información imposible de asimilar.
A ello se debe sumar la supervisión que lleva a cabo el poder político y el control que realizan las empresas que gestionan la red.
Los medios como nuevo espacio público y los comunicadores como nuevos actores políticos.
Una de las características de nuestro tiempo es la desafección de los ciudadanos por la política unida a una desvalorización de los instrumentos institucionales de participación política entre los que se destacan los partidos políticos.
Se observa al mismo tiempo, un extraordinario desarrollo tecnológico y una importancia creciente de los medios de comunicación en la sociedad y en la percepción ciudadana. En la Argentina se ve en cuatro etapas, con diferentes características del escenario público y del desenvolvimiento de los actores políticos.
1) El redescubrimiento de la democracia (1983- 1987). Argentina inicia su proceso de recuperación democrática, revalorización de los sistemas democráticos y un rápido deterioro con sustitución de los regímenes burocráticos autoritarios. Se observa un interés por lo político, con una presencia activa, interesada y dinámica del ciudadano en el espacio público. Los medios de comunicación estimulan la presencia de la ciudadanía en el espacio público. Además hay una masiva afiliación política, con gran concurrencia a actos públicos e intereses por los temas políticos. El ciudadano, producto de la “norteamericanización” de la campaña electoral deja la plaza para sentarse en platea. El medio de comunicación es concebido como el que da cuenta de los haceres políticos de los que en la escena pública platean sus propuestas. Pierde importancia el contenido del discurso, prevaleciendo su forma, mediáticamente agradable e impactante, con la actuación actoral del político.
2) El enfrentamiento con las dificultades (1987-1995). Se encuentra enmarcado entre dos elecciones, de los gobernadores provinciales y la renovación parcial de la cámara de diputados (1987) y la presidencial de 1995. Los contendientes políticos comprenden que además de los escenarios públicos tradicionales, el espacio mediático va siendo determinante, y la lógica del espectáculo será la regla que se impone a la lógica de la política. Los estilos de campaña tiene un alto impacto mediático, la personalización de la campaña, siendo el candidato y no el partido el protagonista, junto a la presencia casi obsesiva de la encuesta electoral. Surgen nuevas reglas de juego: lo que no transcurre en los medios no existe; los mensajes deben ser breves e impactantes; el espectáculo nunca debe estar ausente; lo que transcurre en la plaza, debe estar diseñado para ser visto en la platea. La desideologización y el pragmatismo, la crisis del estado de bienestar y la presencia del mercado, el desinterés de lo publico y un fuerte sentimiento individualista, la creciente interdependencia a nivel planetario, las sucesivas y repentinas crisis y la necesidad de nuevos liderazgos son algunas de las características de estos nuevos tiempos. Los medios se convierten en actores políticos, al lado de o en lugar de los actores tradicionales, donde se deposita la creencia y la confianza en sui capacidad de hacer presente y solucionar demandas cotidianas.
3) Continuidad de rupturas (1995- 2001). En este periodo se origina una elección reelectiva con la crisis institucional de la época democrática mas grave, marcado por el retiro anticipado de quien fuere el presidente de la Nación, Fernando de la Rúa. Se observa una continuidad en el formato altamente mediático de la política, la cual se mantiene y profundiza incorporando nuevas adquisiciones, entre ellas la creación del FREPASO, con un desempeño electoral significativo en 1995 y como parte de la Alianza ganadora en 1999. Este es un ejemplo de partido mediático, cuyo nacimiento, crecimiento y desaparición mostro logros y debilidades de un emprendimiento de tal naturaleza. Otro ejemplo esta conformado por las elecciones de octubre de 2001, en la renovación parcial de la Cámara de Diputados de la Nación, donde apareció el llamado “voto bronca”, el cual nació y se desarrolló a través de los medios, los cuales publicitaron y cultivaron el fastidio o bronca en la gente.
4) Crisis y consecuencias (2001- 2006). Este periodo comienza con una crisis, en medio de la rebelión de las cacerolas y la renuncia del presidente, abarcando la transición de varios presidentes y el default más traumático de la Argentina. Las reglas electorales que debían presidir a la elección presidencial mostraron el grado de confusión, variación e inseguridad que llevaron a las elecciones de 2003, que se denominó “neolemas”, donde tres candidatos de un mismo partido se presentaron como candidatos de partidos distintos. Para algunos la crisis del 2001 devolvió al ciudadano a la plaza, pero esta rebelión ciudadana alcanzó semejante repercusión, con la evidente connotación y protagonismo mediático. En este periodo se ven acentuados el escenario público mediático y rol del actor político de los medios. La aparición de un nuevo estilo de presencia política, caracterizado por el “ganar en la calle”, ya sea en forma de piquetes, manifestaciones y cacerolazos, hizo de los medios actores privilegiados, porque sin ellos hubiesen tenido muy poca o escasa trascendencia.