TP III POLITICA MEDIOS Y DEMOCRACIA

Luego de una lectura detenida, podemos establecer que sin duda alguna vivimos en un mundo donde los medios masivos de comunicación juegan un rol de virtual importancia tanto es así, que han llegado a ser identificados como un poder más, junto a los tradicionales de un sistema republicano.

En los tiempos actuales, presenciamos una importante interconexión entre los medios y la política, pero no debemos incurrir en el grave error de identificarlos, no se trata de conceptos iguales, sino que en virtud de lo analizado en el texto pertinente, podemos hablar de términos, que terminarán siendo, más bien “complementarios”.

Como fue explicitado, en el artículo sub examine, a partir de la crisis del Estado de Bienestar, se da un cambio radical, ya no tenemos la comunicación directa entre el ciudadano y el político, surge la llamada “pospolítica” donde la meta es sólo demostrar que el ser “buen dirigente” implica una “correcta administración”. De este modo vemos como el político pierde la clásica etiqueta, ya decir “político” no nos conduce de modo inmediato a “una ideología” “una lucha” o “una convicción”, sino todo lo contrario, funcionan como una especie de salvadores, esta es la intitulada “personalización de la política”, una “ego-cracia”, donde el “yo” emerge aplastante, importan mis cualidades y mis virtudes y si estas me sirven para desvalorizar a mi oponente, mejor aún.

En este contexto, donde multitudes se entregan a un hombre o una mujer, que aparece como líder, poco a poco se va perdiendo un elemento esencial: la tan preciada capacidad crítica. Los ciudadanos aparecemos presos de la imagen. Esta imagen que nos invade pero simultáneamente nos brinda comodidad, resulta más sencillo ver y conformarse, antes que analizar, reflexionar, debatir y realmente cuestionar. Es común oir constantes quejas respecto a personajes mediáticos que de golpe aparecen en la escena de la política, como así aquellos que esgrimen que la culpa es plena de los medios.¿ Acaso no resulta pertinente analizar detenidamente la faz política y ver como la misma carece de consistencia, o un núcleo que permanezca invariable ante las presiones externas? ¿No se estará evidenciando una cierta debilidad política para afrontar los cambios?.

En un primer momento postulamos la política y los medios como términos complementarios, tras el análisis podemos concluir que los medios sin lugar a duda cumplen un papel fundamental e irremplazable y no resulta incorrecto a la política valerse de los mismos. Sabemos que ante los inconvenientes, lo común es identificar un responsable, sin embargo no podemos viabilizar esta opción en todos los casos. Ante esta “espectacularización de la política”, muchas veces por el incorrecto aprovechamiento de los medios, corresponde replantearnos nuestro rol como ciudadanos

Debemos abandonar la postura pasiva y atractiva para incursionar en la crítica, entendida no en el sentido de una “corriente” sino de una verdadera “capacidad”, como seres pensantes, debemos valernos de ella, cuestionar a los medios, exigir, demandar a los mismos, y de este modo erigirnos en verdaderos sujetos activos, participantes, y permitiendo una transición de la estigmatizada “mediatización” a una mediación, donde el argumento y la palabra se jerarquizan, enriqueciendo simultáneamente esto, la relación entre los medios, la politica y consecuentemente la democracia.