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TRABAJO PRACTICO Nº2
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TRABAJO PRACTICO Nº2
CIUDADANIA
Concepción actual de ciudadanía:
Ciudadanía y nacionalidad
El concepto de ciudadanía ha llegado a nuestros días como la idea de sujeto de derechos íntimamente unido a la idea de nacionalidad. Es ciudadano el que tiene derechos y obligaciones que corresponden a los de los miembros de una sociedad, de una nación. El ser humano pasa a ser miembro de una nación cuando se le reconocen unos derechos que le permitan desarrollarse como persona.
Esta idea de ciudadanía como equivalente a la idea de nacionalidad, fue afianzándose más y más desde finales del siglo XVIII (con la Revolución Francesa). Los Estados, a su vez, fueron extendiendo este concepto en la medida en que uniformaban la lengua y la educación para incluir a sus habitantes en la ciudadanía del Estado. La creación de derechos sociales por el Estado de Bienestar y su extensión a la mayoría de la población, ha permitido extender aún más el concepto de ciudadanía.
El respeto a la propiedad privada, el respeto a su intimidad y conciencia, son ejemplos de derechos que tiene el ciudadano frente al Estado, el cual, a su vez, debe garantizarlos y no permitir que haya ningún tipo de vigilancia y control de la existencia del ciudadano, según la concepción de los denominados conservadores liberales. Ser ciudadano, según esta concepción liberal, es someterse a la ley, cumplir con las obligaciones cívicas a cambio de ver asegurada la inviolabilidad de sus derechos. La intervención por parte del Estado debe ser mínima.
Por otra parte, frente a esta concepción liberal, una segunda acepción del ciudadano establece que el Estado debe intervenir en la vida económica para asegurar el bienestar de todos o al menos de la gran mayoría. El ciudadano exige al Estado que le garantice el derecho a la salud, a la educación, al trabajo, el derecho a tener una ayuda económica en caso de caer en la enfermedad o sufrir el paro. El Estado no es tan sólo el guardián de los derechos de los individuos, sino que interviene en la economía para garantizar el bienestar de los ciudadanos. Es el denominado Estado de Bienestar.
Thomas H. Marshall divide el concepto de ciudadanía en tres partes: el desarrollo de los derechos civiles, los derechos políticos y los derechos sociales:
El elemento civil:
Se compone de los derechos necesarios para la libertad individual: libertad de la persona, de expresión, de pensamiento y religión, derecho a la propiedad y a establecer contratos válidos y derecho a la justicia.
El elemento político:
Es el derecho a participar en el ejercicio del poder político como miembro de un cuerpo investido de autoridad política, o como elector de sus miembros. Las instituciones correspondientes son el parlamento y las juntas del gobierno local.
El elemento social:
Abarca todo el espectro, desde el derecho a la seguridad y a un mínimo bienestar económico al de compartir plenamente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme a los estándares predominantes en la sociedad. Las instituciones directamente relacionadas son, en este caso, el sistema educativo y los servicios sociales.”
Los derechos civiles y sociales encajan en la acepción conservadora liberal anteriormente mencionada. La intervención estatal se limita a garantizar los derechos inherentes a todo ser humano siempre y cuando el individuo cumpla con la legislación vigente. No obstante, en lo que atañe al elemento político, queda manifiesta en la vida pública la ausencia de participación real del ciudadano en “el ejercicio del poder político como miembro de un cuerpo investido de autoridad política”.
Participación Ciudadana, problemática actual:
La participación ciudadana en la construcción de una sociedad es lo que, verdaderamente, otorga un sentido a la ciudadanía.
En efecto, el ciudadano, consciente de sus deberes cívicos, se limita a votar al político en época de elecciones cada cuatro años. Las decisiones sobre los asuntos públicos quedan en manos, exclusivamente, de la clase política. Es evidente, por tanto, la pérdida de vigencia del papel central del ciudadano y ello se debe, en parte, a una mentalidad generalizada, según la cual, se espera que el Estado sea capaz de resolver los problemas del ciudadano y garantice los derechos de todos.
Otra de las razones de este proceso de debilitamiento de la ciudadanía, estriba en la organización política en la que la excesiva burocratización de los partidos políticos favorece una actitud pasiva por parte del ciudadano. Como resultado, las reivindicaciones que puedan surgir en el seno de la sociedad atañen, tan sólo, a los derechos o intereses propios de los individuos, sin que ello genere procesos de cohesión social o albergue objetivos de mayor alcance, común a todos los ciudadanos. En consecuencia, se percibe un alejamiento entre la ciudadanía y la clase política, la cual tiene su máxima expresión en el Estado.
Marun, Amira
Concepción actual de ciudadanía:
Ciudadanía y nacionalidad
El concepto de ciudadanía ha llegado a nuestros días como la idea de sujeto de derechos íntimamente unido a la idea de nacionalidad. Es ciudadano el que tiene derechos y obligaciones que corresponden a los de los miembros de una sociedad, de una nación. El ser humano pasa a ser miembro de una nación cuando se le reconocen unos derechos que le permitan desarrollarse como persona.
Esta idea de ciudadanía como equivalente a la idea de nacionalidad, fue afianzándose más y más desde finales del siglo XVIII (con la Revolución Francesa). Los Estados, a su vez, fueron extendiendo este concepto en la medida en que uniformaban la lengua y la educación para incluir a sus habitantes en la ciudadanía del Estado. La creación de derechos sociales por el Estado de Bienestar y su extensión a la mayoría de la población, ha permitido extender aún más el concepto de ciudadanía.
El respeto a la propiedad privada, el respeto a su intimidad y conciencia, son ejemplos de derechos que tiene el ciudadano frente al Estado, el cual, a su vez, debe garantizarlos y no permitir que haya ningún tipo de vigilancia y control de la existencia del ciudadano, según la concepción de los denominados conservadores liberales. Ser ciudadano, según esta concepción liberal, es someterse a la ley, cumplir con las obligaciones cívicas a cambio de ver asegurada la inviolabilidad de sus derechos. La intervención por parte del Estado debe ser mínima.
Por otra parte, frente a esta concepción liberal, una segunda acepción del ciudadano establece que el Estado debe intervenir en la vida económica para asegurar el bienestar de todos o al menos de la gran mayoría. El ciudadano exige al Estado que le garantice el derecho a la salud, a la educación, al trabajo, el derecho a tener una ayuda económica en caso de caer en la enfermedad o sufrir el paro. El Estado no es tan sólo el guardián de los derechos de los individuos, sino que interviene en la economía para garantizar el bienestar de los ciudadanos. Es el denominado Estado de Bienestar.
Thomas H. Marshall divide el concepto de ciudadanía en tres partes: el desarrollo de los derechos civiles, los derechos políticos y los derechos sociales:
El elemento civil:
Se compone de los derechos necesarios para la libertad individual: libertad de la persona, de expresión, de pensamiento y religión, derecho a la propiedad y a establecer contratos válidos y derecho a la justicia.
El elemento político:
Es el derecho a participar en el ejercicio del poder político como miembro de un cuerpo investido de autoridad política, o como elector de sus miembros. Las instituciones correspondientes son el parlamento y las juntas del gobierno local.
El elemento social:
Abarca todo el espectro, desde el derecho a la seguridad y a un mínimo bienestar económico al de compartir plenamente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme a los estándares predominantes en la sociedad. Las instituciones directamente relacionadas son, en este caso, el sistema educativo y los servicios sociales.”
Los derechos civiles y sociales encajan en la acepción conservadora liberal anteriormente mencionada. La intervención estatal se limita a garantizar los derechos inherentes a todo ser humano siempre y cuando el individuo cumpla con la legislación vigente. No obstante, en lo que atañe al elemento político, queda manifiesta en la vida pública la ausencia de participación real del ciudadano en “el ejercicio del poder político como miembro de un cuerpo investido de autoridad política”.
Participación Ciudadana, problemática actual:
La participación ciudadana en la construcción de una sociedad es lo que, verdaderamente, otorga un sentido a la ciudadanía.
En efecto, el ciudadano, consciente de sus deberes cívicos, se limita a votar al político en época de elecciones cada cuatro años. Las decisiones sobre los asuntos públicos quedan en manos, exclusivamente, de la clase política. Es evidente, por tanto, la pérdida de vigencia del papel central del ciudadano y ello se debe, en parte, a una mentalidad generalizada, según la cual, se espera que el Estado sea capaz de resolver los problemas del ciudadano y garantice los derechos de todos.
Otra de las razones de este proceso de debilitamiento de la ciudadanía, estriba en la organización política en la que la excesiva burocratización de los partidos políticos favorece una actitud pasiva por parte del ciudadano. Como resultado, las reivindicaciones que puedan surgir en el seno de la sociedad atañen, tan sólo, a los derechos o intereses propios de los individuos, sin que ello genere procesos de cohesión social o albergue objetivos de mayor alcance, común a todos los ciudadanos. En consecuencia, se percibe un alejamiento entre la ciudadanía y la clase política, la cual tiene su máxima expresión en el Estado.
Marun, Amira
Marun. Amira- Fecha de inscripción : 01/10/2012
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