TRABAJO PRACTICO Nº 3

TRABAJO PRACTICO Nº 3.
Alumna: Anabel Rensini
MEDIOS, POLITICA Y DEMOCRACIA.
Los medios de comunicación, la política y la ciudadanía están relacionados, no se pueden pensar por separado.
A partir de la década del ´80, entra en crisis el estado de bienestar, produciendo una transformación en la forma tradicional de la política, donde los partidos políticos son sustituidos por una comunicación directa entre ciudadanos y políticos. Surge en este contexto la egocracia, apareciendo el político, como personaje individual, basado en la exhibición del “yo”, con la consecuente desvalorización de las cualidades del adversario. La lucha política no sería entonces una confrontación de intereses sociales sino un proceso de identificación con una determinada persona.
La política se mediatiza porque no encuentra otro modo de comunicarse, y no son los medios los culpables del empobrecimiento de la misma.
ESPECTACULARIZACION DE LA POLITICA.
El periodismo está en crisis, no esta sirviendo para proporcionar análisis e información, debido a que un gran número de audiencia se ha alejado del mismo, eligiendo otros programas televisivos con el fin de distenderse. Frente a eso, los medios recurren a la espectacularización y sensacionalismo. Este fenómeno no es ajeno a la vida política, ya que los políticos recurren al espectáculo para hacer campañas políticas, desplazar a la oposición, publicar actos de gobierno, etc. perdiendo por ello su sustancia.
La espectacularización en los medios se logra poniendo el acento en los individuos, lucha entre personalidades públicas (personalización), tratando a la política como espectáculo o competición deportiva, apelando a las emociones y no al razonamiento (dramatización), y presentando hechos y asuntos en forma de “flash informativo” (fragmentación). Esto genera descontextualización, falta de visión integral y estructural de los problemas.
DEMOCRACIA MEDIATICA.
La idea que el periodismo es el cuarto poder es tan atractiva como perversa. Es atractiva porque implica que los medios son una especie de contrapoder, actores con capacidades e instrumentos para oponerse a los poderes del Estado, controlar su actividad y decisiones, defender y representar a la sociedad frente al Estado. Es perversa porque obtienen mayores beneficios los propietarios y editores de los medios informativos y el poder político. El ciudadano se encuentra ausente.
Estas perspectiva diferentes tienen consecuencias analíticas a la hora de abordar la relación entre comunicación mediatizada y sistema político, existiendo tres niveles:
a) Uso de los medios (información instrumento): la información es concebida como un instrumento del poder, creando competencia por la posesión de información.
b) Efectos de los medios (información influencia): los medios tienen la capacidad de influir en las acciones y decisiones del poder político.
c) Gobierno de los medios (información contra-poder): los medios son un poder político o estatal, en el cual los actores mediáticos se ocupan del ejercicio del poder.
La comunicación política presenta dos versiones de ámbito de acción: una genérica, donde la comunicación política es toda comunicación que se relaciona, influye y tiene por objeto la política. La otra es restringida, la cual supone criterios analíticos para abordar la comunicación política, tales como: a) Por su sujeto: enfatiza la presencia e interacción de actores que se ocupan de la comunicación política, con exclusión del público; b) Por su objeto: Se ocupa del intercambio de símbolos (discursos, mensajes, información), la función de intermediación y la construcción de agenda; c) Por su ámbito comunicativo.
La acción de los medios está acentuando la transformación de la política en tres direcciones:
a) Su personalización: la política, más que terreno de los partidos o de la sociedad, aparece como un escenario de pugna entre personajes producto de los medios, siendo mas importante la identificación afectiva con el personaje que con el compromiso político o con la ideología.
b) Su espectacularización: la acción mediática conduce a la política al terreno del espectáculo, donde importan más las imágenes, las emociones, las consignas, que el razonamiento, las ideas.
c) Su sustitución: el mediador, el comunicador suplanta al político tanto como el consumidor (televidente) desplaza al ciudadano.
Existe una doble transición entre los medios al terreno de la política y del escenario político a la comunicación mediatizada, lo cual transforma al testigo informativo en un protagonista político, donde los periodistas dejan de ser testigos y sólo mediadores y difusores de la información, convirtiéndose en escenario de la acción como líderes de opinión o directamente convertidos en dirigentes de partidos políticos y candidatos a puestos de gobierno y de representación. También cambia el político profesional al comunicador permanente, donde los políticos no sólo limitan su acción al sistema político, sino a su imagen mediática, mimetizados en el rol de comunicadores.
De esto se evidencia un esquema triangular, donde los actores principales son político, mediático y ciudadano. En ese horizonte, se identifican tres relaciones bipolares, una de ellas surge entre los medios con el público, frente al sistema político; la otra del público con los políticos ante los medios de comunicación, y finalmente de los políticos con los periodistas frente al público.
Se observa en la actualidad el fenómeno de mediatización, donde se recurre a los medios como canales de difusión, y la relación de los actores pasa más por ellos. La relación medios- instituciones políticas tiende a monopolizar el escenario de la comunicación política provocando la exclusión de los actores sociales y los interlocutores se transforman en consumidores y receptores en vez de ciudadanos.
Existen dos posturas respecto a si la mediatización está actuando como síntoma o detonante de la crisis del principio de representación política, encontrándose los mediófobos, los cuales sostienen que la intermediación tiende a reducirse a la mediatización, desplazando a la representación política, llegando a gobernar los medios, reduciéndose la democracia representativa. Los mediófilos alegan que la acción de los medios no sólo facilita la representación política, sino que, incluso, la hace posible, son la garantía de la auténtica democracia.
La democracia moderna es representativa, distinguiéndose tres perspectivas teóricas: una dimensión jurídica, donde la representación es concebida como delegación, el representante es concebido como un ejecutor de las “instrucciones” que los representados le imparten; dimensión política, la representación como rendimiento de cuentas, el representante tiene una posición de autonomía y su fin es el interés de los representados y una dimensión sociológica, la representación como representatividad de quienes son por él representados.
Los medios influyen en cada uno de estos modelos de representación, informando, transformando los mecanismos de control de la representación y de la exposición pública del poder político, y estaría disputando la expresión y creación de identidades simbólicas de los representantes, además puede observarse como los medios de comunicación intervienen en la configuración de la agenda pública.
En síntesis se puede establecer que la acción de los medios de comunicación está transformando la política y provocando alteraciones en los sistemas políticos y de partidos. El creciente protagonismo de los medios, la mediatización, la influencia de la agenda mediática y el papel relevante que se le otorga a la opinión pública, esta generando un nuevo tipo de democracia, con un correlativo gobierno de los medios (mediocracia), donde el principio de mediación dominante es la mediatización, siendo el debate público el influjo cotidiano de la agenda mediática y cuya expresión máxima son los sondeos de opinión amplificados y manejados por los medios.
Se percibe el dominio del espacio público por una nueva élite política y mediática, diferente del Parlamentarismo, de los activistas y funcionarios de la Democracia de partidos que amplía la brecha entre gobernantes y gobernados. La elección inducida por la imagen y la autonomía parcial de los representantes, hace que el electorado participe reactivamente a los términos que se le presentan. La no necesaria coincidencia entre la expresión electoral y la percepción de asuntos y temas públicos, producto de la proliferación de sondeos de opinión. La presencia de un nuevo protagonista en la discusión pública: el votante flotante, en nuevo foro: los medios de comunicación.